Jaime Menendez de Luarca – Entrenador Superior de Triatlon 

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Crónica IM Saint George

Es un castigo excesivo

 

Tuve este pensamiento durante el ciclismo en varias ocasiones; Aunque las sensaciones eran buenas la altitud se dejaba notar, el calor iba in crescendo, los repechos se sucedían uno tras otro y los descensos no permitían ningún descanso mental. El viento no era nada que no hubiésemos manejado en Lanzarote y el asfalto no era peor que el de Nazaret, pero todo junto suponía un trabajo de concentración muy alto.

 

Amanecía en el Lago de Sands Hollow y descartado el calentamiento en el agua por logística y temperatura del agua solo quedaba correr 2 kilómetros muy fáciles para tener un mínimo de activación al iniciar la primera brazada en el infausto Rolling Start. Consigo ponerme en la primera salida de 45-49 (10 triatletas). Salíamos 4 minutos después de 18-24 y otros grupos, por lo que desde los 400 metros estábamos adelantando gente.  Localizo con facilidad al grupo de mejores nadadores y enseguida noto que es un ritmo levemente superior al que puedo mantener, por lo que en la primera boya se me van en cuanto empezamos a adelantar nadadores más lentos. Noto que mi brazada es frecuente y que voy dando piernas por lo que no me preocupo por quedarme solo, aunque debo ir esquivando en todo momento nadadores de mangas anteriores. A los 2000 metros me tomo un gel que llevaba en el pecho, y a los pocos minutos noto que estoy terminando con más fuerza que otros Ironman. Veo 59´al emerger de las frías aguas de Utah pero estoy seguro de que todos hemos nadado más lento de lo previsto y no le presto más atención.

 

Paso deprisa por T1 y en las primeras pedaladas veo que la bici quiere correr. La hilera de oleadas anteriores es enorme y voy pasando triatletas sin que me pase nadie. Los watios están en 220, unos 10 menos de lo habitual, lo que entraba dentro de mis cálculos dado que a esa altitud se pierde mucho sobre nivel de mar por el déficit de oxigeno. Me pasan un par de misiles tierra-tierra pero me alegro de ver que nadie esta jugando al drafting y sigo a mi ritmo, encadenando repecho tras repecho de entre 3 y 6 minutos subiendo a 290 watios. Analizándolo a posteriori sumo 13 subidas cortas a ritmo de olímpico que añaden 55 minutos en Z3 alta antes de llegar al kilometro 140 y punto más alto del recorrido. He optado por 3 bidones en lo que llevo 500 gramos de Hidratos de carbono, además de una bolsa con 3 geles de cafeína (otros 75 gramos) y 4 geles que había dejado en Special Needs, así que termino con 675 gramos de hidratos el ciclismo para 5h18, llegando a 126 gramos durante la bici, algo que había entrenado en progresión desde que hace ya 14 años empezáramos con 60 gramos/h en 15 geles durante la bici de Ironman Lanzarote y nos llamaran locos.

 

Al llegar al kilometro 80 se inicia el bucle largo que nos lleva hasta Veyo Valley, subiendo desde 900 metros hasta 1400 en una sucesión de repechos que coronan en un llano y no en un descenso, lo que obliga a subir con freno de mano. Es la 3ª vez que compito en Estados Unidos fuera de Kona y aquí me pasa al revés que en Europa, remontado puestos en subida y los pierdo en llano.

Respecto a otros Ironman no estoy tanto en modo dorsal como en modo búsqueda interior.  Tras clasificarme para Kona 2020 en Wisconsin 2019 empezaron a cambiar varios aspectos de mi vida a los que vino a sumarse la pandemia. Tras las dos cancelaciones de Kona fui de los pocos que optó por Saint George, en una suerte de catarsis que supuso el fin de una etapa al cruzar la meta de mi 24º Ironman. No me interesaban ni los rivales, ni saber que podía remontar puestos corriendo, solo quería llegar a meta y quitarme una mochila invisible que solo yo podía ver.

 

Al iniciar el último puerto en el kilometro 55 la centralita del Sram dice basta con el 50 x 15; me bajo para limpiarla, desconecto cables y sigue sin cambiar. Me quedan 4,5 kms al 7% y otros 15 kilómetros para abajo, asi que aprieto dientes y subo a una cadencia que hoy sigo sin explicarme cómo pude mover ese desarrollo. Corono con una sonrisa de alivio y el cambio se pone a funcionar solo para meterme el 50-36 en la bajada…. Pulso atónito el botón de bajada y afortunadamente reacciona, asi que llego a T2 sin más problemas que 20 minutos atrancado y algún minuto perdido al que no doy ninguna importancia.

 

Me cambio de ropa completamente para evitar el calor que suelo acumular cuando uso mono y salgo a encontrarme con mis piernas en la primera subida hasta el km 4. 4m24 en primer kilometro y echo freno para coronar en 4m36, siéndome fácil ese ritmo, por lo que decido aprovechar inercia en la bajada. Remontó a mucha gente y veo que va a ser un día durísimo para todos. Llego al kilometro 10 corriendo cuesta abajo a 4m15 e inicio la subida de vuelta a la primera media maratón a 5m00 para pasar la media en 1h36 y pasando kilómetros como una aspiradora. Pongo el reloj en modo hora ya que sabía que empezaba a decaer el ritmo y me olvido del ritmo aunque empiezo a ver el sub 10 en peligro lo que me perite tener un objetivo que impide venirme abajo mentalmente porque el puesto 9º es inamovible en mi grupo. La útima subida entro en modo supervivencia pero consigo correr hasta los últimos 200 metros que me permito mi primer momento de relax en 9  horas y media. Con una sonrisa de alivio me tiro hacia abajo mas despacio que la primera vez que subía en sentido opuesto y disfruto de una mente en silencio los últimos 20 minutos.

 

 

Ha sido un castigo excesivo, pero estoy aquí porque quiero y ahora ya solo deseo llegar a casa para afrontar la segunda vuelta de la noria.

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