
Ladrones de Sueños
Se ha conocido hace unos días la noticia de que el triatleta de Grupos de Edad danés Thomas Lawaetz ha sido suspendido por la WTC durante 48 meses tras haber dado positivo por Eritropoietina (EPO).
El nivel de este triatleta es el de un Grupo de Edad con buena dedicación (actitud), cierta condición (aptitud) y con las limitaciones propias de quien no podría llegar a ser profesional. El problema es que ese nivel lo ha logrado con dopaje sanguíneo, el más efectivo por lo que supone el aumento de aporte de oxigeno a los músculos que se encargan del movimiento.
El caso me jode especialmente porque me he enfrentado con él en Kona 2014 o como él, también he ganado 2 veces en mi grupo de Edad un evento WTC. ¿Cómo explicamos a los profanos en la materia que 25 años de esfuerzos y sacrificios son posibles legalmente cuando personas así logran el mismo nivel escondiendose en un cuarto para inyectarse en una vena algo que les hará más rápidos, tanto en la linea de meta como en su entierro?
Me niego a elucubrar sobre si habría logrado clasificarse para Kona por Roll Down en vez de ganando su Grupo de Edad. Lo que ha logrado es un fraude que se comprende mejor con las tres personas más perjudicadas; el triatleta que quedo 2º en 35-39 Copenhague, porque le privó de celebrar la victoria el día de la entrega de premios, el 4º, al que negó subir al podium, y el 6º, que se quedo sin ir a Kona y que puede que nunca más este en oportunidad de disputar esa plaza.
El fraude con el que estafó a sus compañeros en 2015, lejos de quedarse en un daño puntual, aporta una palada más de estiercol al deporte, que tiene que ver que personas como esta desprestigian el buen hacer de la mayoría de los deportistas que competimos limpios. Cada deportista que ha recurrido al dopaje ha contribuido a que el colectivo sea visto como una escoria, que los profesionales tengan que renunciar a su presunción de inocencia y tengan que estar localizados 365 días al año y permitan entrar en sus casas a inspectores antidopaje cuando ni siquiera los Cuerpos de Seguridad pueden entrar en un domicilio sin una orden con sospechas fundadas.
No entro en la calidad humana de esta persona. Le juzgo como deportista y como tal le quiero fuera.