Jaime Menendez de Luarca – Entrenador Superior de Triatlon 

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Crónica Ironman Wisconsin 2019

Ironman Wisconsin 2019

 

Crecí como triatleta en los 90, y como no podía ser de otro modo, influido notablemente por el Ironman de Hawaii. En mis primeros años como triatleta siempre creí que sería imposible clasificarse para Kona y me contentaba con devorar cualquier publicación sobre esta carrera.

Hace 6 meses estaba intentando inscribirme para Gales, ya que quería una prueba en la que no hiciese calor ni el drafting dictase la prueba, pero este año  echó el cierre de inscripciones antes de lo previsto, por lo que empecé a buscar una carrera que no fuese especialmente rápida, clasificase para Kona 2020 y donde se esperasen menos de 25ºC, apareciendo Wisconsin como única opción.  A última hora se apuntaba a la expedición Emilio Aguayo buscando el primer slot Kona 2020 Pro, del que hablaré en otra entrada.

Esta prueba toma el nombre del estado en el que se celebra, alojándose en la ciudad de Madison, urbe eminentemente universitaria de 250.000 habitantes con una gran calidad de vida, mucha naturaleza y un clima continental húmedo que junto con su vegetación podría recordarnos algo a nuestro Cantábrico.

El recorrido de natación a una sola vuelta discurre en el Lago Monona, el más pequeño de los dos que bañan Madison, discurriendo el ciclismo discurre en el entorno de la pequeña ciudad de  Verona, caracterizándose por ser muy variado, con tramos que encadenan multiples subidas y bajadas cortas junto largos llaneos acoplado, lo que permite separar los escasos grupos que puedan formarse. 1800 metros de desnivel y la presencia de viento junto con un asfalto no especialmente bueno hace que quepa esperar parciales un 10% más lentos que los de pruebas llanas. La maratón a dos vueltas también es bastante dura, pero muy amena al transcurrir por zonas muy pobladas de Madison incluyendo dos pasos por el estadio de Futbol Americano de los Wisconsin Badgers.

Tras varios años esquivándolo, el Rolling Start me alcanzó en Madison. No ví como calentar en el agua y asegurarme salir en una de las primeras oleadas, por lo que opté por salir sin calentar. Inicie la competición en 2ª fila, a los 5” de iniciarse el Rolling Start, y desde la primera brazada me encontré con un agua muy movida que hacía imposible nadar en longitud de un modo fluido, y sin el clásico grupo de nadadores con los que me suelo encontrar en salidas masivas.  Una sola vuelta nadando casi solo y recibiendo una paliza de olas pequeñas se percibe larga, y efectivamente los 59´que hice son mi peor tiempo en muchos años, incluyendo pruebas sin neopreno. No me importó demasiado porque en esta carrera los tiempos no tienen importancia más alla de aquel que se gane o pierda con los rivales, y si yo nadé  5´peor de lo esperado, los 4´mñas lentos de los pros reflejaban que había sido largo para todos.



La transición es espectacular, subiendo un acceso en espiral (llamado Helix) a un parking de hotel para cambiarnos en una de las salas de este, y desde la primera zancada subiendo notaba velocidad en las piernas y mucha energía acumulada con ganas de salir.

Al dar las primeras pedaladas a 15ºC y con el mono mojado se percibía algo de frio, pero enseguida empezaron a entrar los 240 watios previstos y el frio se disipó enseguida. Los primeros 6 kilómetros son realmente incomodos, ya que discurren por un carril bici estrecho y muy bacheado en el que mejor asegurar no caerse que intentar ganar unos pocos segundos por ir acoplado.  En ese momento voy 2ºa 3´de Tim Hola, viejo conocido de Kona que siempre me suele sacar bastante en el agua. En los primeros 25 kilómetros de enlace hasta Verona no recorto nada a Tim, ya que tengo algún problemilla con la bici que me hace parar dos veces (sin apenas perder tiempo, pero sin poder coger ritmo), y no es hasta la zona de los primeros repechos en Mount Vernon que no me acerco a 2 minutos de Tim.

La primera vuelta discurre completamente en solitario, con grandes rectas en las que no veo a nadie por delante ni por detrás, sin ninguna referencia (los tiempos que pongo aquí son de los que dispongo a posteriori). En los repechos más duros llegando a Verona hacia el km 80 veo a Sonia que me canta que voy 2º en 45-49,  así que empiezo a forzar un poco la maquina (esa era mi impresión, ya que al final hice los mismos watios, 239, ), pero hago la 2ª vuelta 1´más rápido que la primera a pesar de que el viento se estaba levantando. Termino el Loop y desde el principio (km 20 para los que estaban ahí, 90 para mi) empiezo a doblar numerosos triatletas, pero todo el mundo parece experto en la bici y mantienen una línea continua a la derecha. En el km 86 por fin alcanzo a un triatleta que parece estar en la misma vuelta que yo y le sobrepaso, confirmándome Sonia mas tarde que iba 3º entre todos los grupos y 1º en 45-49, aunque por detrás Nigel Gray, canadiense, se mantiene siempre entre 1 y 2´ detrás en 2º lugar, alcanzándome en los últimos 20 kms donde tengo mi único momento del día de relax mental.

Finalmente llego a T2 subiendo otra vez por el Helix y al entrar otra vez al hotel veo salir disparado a Nigel, que me gana 30” extras ya que decido cambiarme de ropa por completo. Empiezo a correr con un autolap en el GPS y enseguida levanto el pie al ver menos de 4m10 en los primeros 5 kilómetros, pero ese ritmo me permite alcanzar al canadiense enseguida y ver que la maratón iba a ser larga para todos. Hay 4 plazas en el grupo de los que nacimos en el Baby Boom y Tim Hola cierra la clasificación en T2 a 12´de mi 2ª plaza.

 

Strava Ciclismo (para no aburrir con datos técnicos)

Los primeros 10 kilometros por el DownTown, el Randall Stadium  y Observatory Ridge son muy fáciles  y ya voy líder por 2 minutos y con casi 20 de margen para la plaza Kona, pero en ese momento noto que aunque estoy manteniendo el ritmo de ingesta de Hidratos (100 gr/h en bici, 80 a pie) me noto muy bajo de energía y aunque no entro en barrena, los 4m10 de los primeros 10 kms se convierte en 4m39, 4m46, 4m52 y empiezo a verle las orejas al lobo. En el km 16 me deshago de la comida que llevo consciente de que no estaba asimilándola y empiezo a coger coca cola (cafeína) y geles de la organización y  consigo llegar al km 21 en 1h35. No estoy KO pero he estado a punto, pero como nos cruzamos con los rivales en muchos giros veo que aunque he dejado de aumentar mi ventaja, esta tampoco disminuye.

En el 25 el canadiense consigue acercarse a menos de 2 minutos, pero noto que la energía vuelve a entrar tras subir andando el duro repecho de Observatory Ridge y al decirme Sonia que Emilio había ganado me vengo definitivamente arriba, cambia mi zancada y empiezo a alargarla. Los últimos 12 kilómetros consigo volver a ritmos cercanos a 4m20 y en cada punto de giro veo que mi ventaja aumenta, primero a 3 minutos en el km 32, 1 minuto más en el 36, que es el ultimo punto de giro donde podemos vernos y ya sé que salvo desfallecimiento la victoria es mía. Podría relajarme y volver a la meta bajo el Capitolio conservador, pero estoy disfrutando de poder correr a 4m20 y sigo apretando para entrar en meta en 9h27, con una maratón de 3h16 que no siendo  para tirar cohetes, dada la dureza y los 15 kilómetros de travesía por del desierto me dejan satisfecho.

Finalmente logro la victoria con 7 minutos de margen y 21´sobre la ultima plaza para Kona, y puedo dar un abrazo a Emilio. Son momentos especiales como entrenador y deportista que rara vez pueden vivirse a la vez y los saboreo con Emilio y un perrito (caliente) en meta, agradeciendo la lluvia y los 19ºC que habían hecho mucho más llevadera la prueba.  7º slot para Kona, algo que tras 25 años de mi debut en Ironman en 1994 con 11h50 jamás habría soñado.

Por delante queda  un 2020 apasionante para hacer muchas cosas en la primera parte de la temporada sin la presión de tener que lograr la clasificación en mayo.

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