Inicié esta serie de entradas con Esther Leal llamandoles «mis» deportistas, pero he preferido quitar eso de «mis» porque los triatletas no son de ningún entrenador, sino que son personas a las que uno tiene la suerte de poder acompañar un tiempo en sus carreras deportivas y muchas veces se convierten en amigos.

 

Emilio contacta conmigo en 2016 pensando en dar un salto planificado y sin prisas a la la LD. Sus resultados previos demostraban su nivel, con su victoria en el Campeonato de España de MD en Valencia o su 3 puesto en la Copa de Europa de Triatlon de Madrid.

 

Terminamos ahora nuestra segunda temporada juntos. En la primera aprendimos muchas cosas aunque los resultados no nos acompañaron y el proceso de aprendizaje fue agridulce. Que apostase sin dudas por seguir confiando en mi no me sorprendió porque durante 2016 me había dado sobradas muestras de madurez deportiva y humana.

 

 

En lo profesional (no a nivel deportivo, donde me da mil vueltas, obviamente) me recuerda mucho a mi con 16 años de separación. INEF, ex jugador de rugby miedoso, entrenador de un club, amante del deporte, odia el drafting cuando no está permitido y es mas friki (aun) de la aerodinámica… No tiene dobleces y la nobleza le caracteriza. Su modestia es la que le permite disfrutar de todo lo que haga en carrera aunque a veces le haga ponerse un escalón por debajo de lo que verdaderamente vale.

Sin embargo, 2016 nos demostro que la apuesta ITU deberia tener menos peso que la WTC por sus características; muy buen nadador en aguas abiertas, impresionante adpatacion a la cabra y facilidad para correr con calor a menos de 3m30 en LD.

Le he tenido en casa alojado con su fiel companero Alberto Romero y he aprendido a leer tanto sus palabras como sus silencios, le ha sacado a montar en bici lloviendo descartando carreras como el Norseman, he sufrido sus subidas a Tabayesco a 400W y me encanta verle inmerso en su proceso de aprendizaje de la LD, tanto como deportista como entrenador.

Me gusta juntarle entrenando con Sara, son como el perro y el gato, con Sara haciendo de gato hiperactivo pinchandole todo el rato y Emilio como un San Bernardo aguantando al gato tirandole de las orejas con paciencia infinita, pero luego se tiran al agua y se machacan a series con esa complicidad de los que disfrutan de ritmos infernales volteo tras volteo.

Su victoria en Valencia , así como el 2º puesto en su debut en WTC en el 70.3 de su querida isla de Lanzarote y el 2º de Salou son importantes, sin olvidar los 2ºs de Buelna tras Gistavo y el 3º de Orihuela por delante de Sylvain Sudrie porque permiten dar resultados  a un deportista, que al fin y al cabo es de lo que se nutren, tanto literal como figuradamente para seguir dando pasos hacia delante.

A veces le mataría cuando no me coge el telefono o cuando gana una carrera y no me llama para contarmelo (tengo que llamar a Romero para que me informe) pero entiendo que su timidez es asi y que necesita ir sacando el genio que todos tenemos poco a poco. Recuerdo que cuando quedo 2º en Challenge Salou entre McNamee (3º en Kona) y Cunnama (5º) me preguntaba si creia que podria dar el salto a Pro WTC en 2018 y yo alucinaba de que aun no se lo creyese.  Esa timidez y posiblemente su pasado por el rugby (gracias a Emilio Aguayo padre) hace que respete al maximo a sus rivales, como le ha pasado con Pablo Dapena, con el que espero que tenga grandes luchas, y con Gustavo Rodriguez, del que en cada carrera aprende algo.

Me gusta mucho Emilio, más como persona que como deportista, y aunque no podamos vernos todos los dias intento traermelo a Madrid de vez en cuando y que se venga conmigo al Campus de Lanzarote. Espero que 2018 sea un año en lo deportivo de evolucion hacia su sueño, que por ahora queda entre nosotros, y que este fin de semana disfrute de su su carrera mas larga…hasta la fecha.

Emilio, See U in 2018, donde tu quieras!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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